Palabras que quedan grabadas, cosidas, marcadas a fuego.
Qué gordo estás. Si es que nunca te enteras de nada. Qué torpe eres. Ojalá y te parecieras a tu hermano. Quita que yo lo hago. Eres insoportable.
¿Palabras que nacen del amor? No niego que no lo haya en quien las dice. Pero no es de lo que están hechas.
Porque amar y dañar son excluyentes. Porque el daño es daño, venga de quien venga. Y si intentas vincularlas, creas confusión.
Porque no estás enseñando a poner el límite, porque el límite lo estás poniendo tú. Porque estás enseñando que no se puede hacer responsable de su propio sentir, y que será otro el que legitime su dolor.
Y no juzgo. Estoy convencida de que quien las dice ahora, las escuchó antes. Y siento muchísimo que tuviera que hacerlo. Me gustaría poder estar en ese momento y acompañar en ese primer insulto, en esa primera palabra mortal. Hubiera acompañado contestando, corriendo, llorando o gritando.
Y estoy convencida también de que crees que funciona. Porque crees que "no es para tanto" y que "es por su bien". Tú eres la prueba. Pero fíjate cuánto daño te hicieron, que lo has normalizado para no seguir sufriendo.
Y te animo a que consigas ese bien que buscas. A través del cuidado, de la protección, de los límites, de la comunicación, del respeto. Te animo a que compruebes lo que las palabras hechas de amor pueden llegar a conseguir.
Y ahora puedes hacer lo que quieras. Contestar, correr, llorar o gritar. También puedes no hacer nada. Puedes decir que no quieres que te lo digan. Puedes decir que no importa si no lo entienden. Puedes huir. Puedes pedir ayuda para hacerlo.
Puedo ayudarte a poner palabras a lo que sientes. A subir el volumen de lo que dices. Puedo ayudarte a que te escuchen. Puedo ayudarte a que tus palabras no sean mudas.
Ir a Amandalanchas.com
Ir a Amandalanchas.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario